Vistas de página en total

lunes, 4 de junio de 2012

Metáfora

En un destartalado automóvil, dos padres y dos hijos conversan. Cualquiera de los tres se da cuenta de que ninguno de los otros dos le escucha, pero siguen hablando.
Es un viaje a ninguna parte, la convivencia en un espacio minúsculo de recuerdos sesgados, sueños incumplidos, acciones concretas, ilusiones.
El mismo coche, tres realidades, la hija con esperanza y fuerzas para luchar, el hijo, simplemente sobrevive porque, como padre de ella, tiene la obligación de hacerlo. No como su padre que ya ha renunciado a ver un mundo mejor y prefiere acomodar la memoria a la épica de su pasado.
Se necesitan, sin la experiencia tamizada por la reflexión del abuelo la nieta caería en el abismo de la locura. Sin la ilusión de ésta, su padre dejaría de levantarse cada mañana.
Sólo existe el automóvil, un ahora que obliga a viajar juntos a un pasado y a un futuro que no existen, sólo hay una dirección: hacia adelante, el tiempo que dure el combustible o que haya carretera por donde rodar.
Lo único que está prohibido es pararse, aunque el coche se vaya desmembrando a cada bache y parezca que agoniza, hay que seguir avanzando.
Detenerse sería el fin de los sueños y también el fin de los recuerdos, por eso el padre agarra con fuerza el volante, mira al frente y... acelera. Por ella, pero también por su padre.          

2 comentarios:

  1. Mientras estes vivo o viva NO TE DETENGAS..."...Y CUANDO POR LOS AÑOS NO PUEDAS CORRER ENTONCES TROTA...CUANDO NO PUEDAS TROTAR, CAMINA...CUANDO NO PUEDAS CAMINAR "USA EL BASTON"..PERO NO TE PARES..NUNCA.." Y MENOS TU!!!...

    ResponderEliminar