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martes, 26 de junio de 2012

Priapismo empresarial


Siempre he creído que la capacidad de 'estar a la altura' dependía de inyectar todos los recursos posibles en el momento adecuado, en el sitio adecuado.
De nada vale agrandar algo cuando en reposo cumple sus funciones básicas perfectamente.
Cuando se tiene un 'tamaño normal' y se es capaz de aumentarlo a voluntad, se vive más cómodo que con una erección constante y dolorosa.

Lo mismo debería de pasar en las empresas: cuando llegue la oportunidad de hacer negocio pongamos 'toda la carne en el asador', excitémonos convenientemente y aguantemos el tiempo necesario para conseguir el orgasmo en forma de máxima rentabilidad.

¿Por qué sobredimensionar nuestra estructura sólo con el fin de estar preparados por si 'salta la liebre'?
Como mucho deberíamos tener la 'viagra' a la vista por si atisbamos en el horizonte una oportunidad clara. Una 'viagra' en forma de posible préstamo o de subcontratación de un proveedor que sólo tomaremos cuando tengamos muy claro que vamos a tener la oportunidad de 'mojar'.

Por contra evitemos el 'gatillazo' confiando en nuestra capacidad y manteniendo la salud de nuestra organización en los estándares adecuados.
Que el miedo no nos paralice cuando llegue el momento de 'ejecutar' y nos haga perder el negocio para el que tanto nos hemos preparado.

Y no nos engañemos, nuestro objetivo como empresa no es sólo tener el máximo número de orgasmos sino también (y por encima de lo anterior), conseguir que los clientes disfruten tanto de la 'coyunda' que deseen repetir lo máximo posible, eso sí,  si puede ser, sólo con nosotros.  

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