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martes, 23 de octubre de 2012

EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS

En estos meses he escrito muchas cosas y no he publicado ninguna hasta hoy, pero ahora ha llegado el momento de compartir con vosotros mi profunda preocupación por España.

Vivimos en un país que no es capaz de enfrentarse de cara con sus problemas. Y el principal problema que tenemos es ocupar de forma retribuida a unos cuantos millones de personas, en especial a cientos de miles de jóvenes que no han trabajado nunca.

Nos morimos y no queremos darnos cuenta. Creemos haber encontrado un tesoro al que nos aferramos y nos estamos ahogando con él. Estoy hablando de nuestra legislación laboral, esa que nos impide relacionar libremente a personas que necesitan una ocupación retribuida con personas que necesitan la labor de aquellas para desarrollar un negocio.

¿No será mejor una persona trabajando y cobrando por ello bajo un acuerdo libre entre él y quién lo necesita, que esa misma persona ocupando un lugar en la cola del paro?

Una de las múltiples paradojas de nuestra legislación laboral es que, si yo deseo libremente dedicar todo mi tiempo a realizar una tarea que me propone otra persona y ésta me retribuye de acuerdo al valor que le aporto, no basta con que celebremos un contrato mercantil entre ambos en calidad de autónomos, nuestras normas laborales nos obligarán a una relación de dependencia laboral que ninguno desea y que si no aceptamos supondrá un riesgo cierto de sanción económica.

¿Por qué ha fracasado estrepitosamente la regularización de los empleados del hogar? Porque una familia no es una empresa y, por tanto, no puede ni debe asumir las responsabilidades y los costes que implica ser empleador en España. Sin duda es el o la profesional que deciden dedicarse a prestar este tipo de servicios los que deberán adscribirse al régimen de autónomos como la menos mala de las fórmulas de legalizarse y pagar sus impuestos.

Propongo que todos aquellos parados que, libremente, decidan ocupar su tiempo en ayudar a sacar adelante algún negocio o alguna empresa de otra persona, cobren su retribución de forma neta durante los cinco primeros años, sin retenciones de ningún tipo,  ni obligación de pagar nada cada mes al darse de alta en la Seguridad Social como autónomos.

Así crearemos consumidores y, por ende, pagadores de impuestos indirectos. Así reduciremos parados y, por ende, prestaciones por desempleo.  

   



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