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lunes, 18 de marzo de 2013

Cuando las barbas de tu vecino veas...


Hoy he acompañado (en el sentimiento) a un amigo argentino mientras intentaba sacar su dinero por Internet de una cuenta corriente que tiene abierta en Chipre.

Mucho nos temíamos que la cosa no iba a ser fácil.

¿Viste? –me dijo -  Debo ser el único boludo al que le pillan dos corralitos.

Yo le pregunté si tenía cuentas corrientes en España y su cara fue un poema.

Seguimos hablando un largo, largo rato, hasta que mi amigo porteño se dio por vencido y renunció a pelearse con los lacónicos mensajes que, cual bofetadas, la banca on-line de Bank of Cyprus le enviaba a la pantalla de su iPad.    

Él me explicaba que nunca se hubiese imaginado que, en la Unión Europea, un gobierno democrático osase robar, expoliar, expropiar, o como queramos llamarle, a sus ciudadanos por mandato de otros gobiernos (en este caso liderados por uno con cierto barniz germano y en fase preelectoral).

En Argentina, me decía, la clave del robo a los ciudadanos estuvo en hacer ‘magia inversa’, es decir, convertir los Dólares estadounidenses depositados en los bancos en Pesos argentinos, deshaciendo el hechizo con el que el gobierno de Carlos Saúl Menem  engañó a sus ciudadanos haciéndoles creer que un Dólar y un Peso eran la misma cosa.

Lo más grave, continuaba despotricando mi amigo, es que se está sentando un precedente: rescate igual a ‘meter la mano’ impunemente en las cuentas donde los ciudadanos guardan el dinero por el que ya han pagado sus impuestos.

¿Qué puede pasar en España? “Da igual, sacá la plata hermano, no seás pelotudo” me aconsejaba con toda la vehemencia que un argentino es capaz de demostrar, o sea, muchísima.

Incluso especulaba mi amigo con un nuevo escenario donde el Euro se deconstruyese (como la tortilla de patata de Ferran Adrià) y en el que acabásemos teniendo un Euro-español que sólo valga la mitad que el Euro-alemán. Viendo lo de Chipre, él cree que esa ‘magia inversa’ argentina se podría dar aquí también.

Cuando nos despedíamos, bromeaba él sobre el título de mi último artículo haciendo un juego de palabras… “Habemus Pampa” y se marchaba diciéndome que sólo podíamos esperar un milagro para que España no acabase como Argentina y que, como ahora él tenía a uno de sus compatriotas bien ‘colocado’ para solicitarlo ante las más altas instancias, que iba a hacer las gestiones oportunas.

Y yo pensaba, mientras lo veía marchar, que no sólo los gobiernos nos están robando impunemente el dinero, sino que nos están hurtando algo mucho peor, nos están despojando del sentido del humor y, sin sentido del humor, al menos yo, creo que la vida no vale la pena.

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