Querían a alguien que hablase en primera persona de la parte 'oculta' de emprender y encontraron mi libro.
Muchas gracias a Armando López , Director de "La Lanzadera" en Radio Exterior de España por haber tenido la paciencia de buscarme y de leerme.
http://media3.rtve.es/resources/TE_SLANZAD/mp3/9/1/1371796225019.mp3
En la vida hay que estar siempre dispuesto a empezar de nuevo (decía mi abuelo).
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viernes, 21 de junio de 2013
jueves, 13 de junio de 2013
LA SIRENA
Me fascinó su sonrisa, auténtica,
natural, en perfecta simbiosis con la versatilidad de su montura de goma y
metal.
Me fascinó toda ella,
especialmente su sentido del humor y, por qué no, su capacidad para coger los
sueños con las manos.
Desde el escenario me estaba
contando su vida, sólo a mí, cual café improvisado entre dos personas que se
acaban de mirar a los ojos y parecen conocerse desde hace cientos de cafés.
No me impresionó tanto el número
imposible de medallas olímpicas que han colgado de su cuello como la luz que
irradiaban sus ojos cuando hablaba de su hijo, el ‘oro’ más importante que
había llegado a su vida.
Las risas del auditorio me
devolvieron a la realidad, no estábamos solos, ella estaba tomando ese improvisado
café con cada una de las cuatrocientas personas que llenaban la sala, conectada
emocionalmente con todas ellas.
Su historia fluía frenética al
ritmo pendular de su silla de ruedas, una montaña rusa de sentimientos en cada
experiencia, un ir y venir de trocitos de felicidad que ella encontraba en
lugares que para el resto sólo eran rutina. Historias cotidianas, para mí
historias épicas.
Nos convenció de que estábamos
vivos, de que todavía podíamos sentir emociones y lo hizo del modo más simple: mojando nuestra
mirada con lágrimas de admiración, haciendo que desde el rictus más gélido
hasta la cara más impresionable se rindieran a un llanto imparable que surgía
de lo más profundo del alma.
Nosotros no teníamos que mirar
abajo para saber que más tarde podríamos levantarnos del asiento y caminar,
pero aún así todos nos preguntábamos si para andar por la vida a partir de ese
momento serían más importantes las ganas de ser feliz que el hecho de poder poner
un pie delante del otro.
Lágrima derramada o cazada al
vuelo justo antes de salir, daba igual, de pronto llegaba la sonrisa, y la
risa, y la carcajada incluso. Emociones que nos removían en el asiento y que
nos obligaban a mirar hacia el único lugar en donde no podemos engañarnos a nosotros
mismos, ella nos estaba obligando a que mirásemos en lo más profundo de nuestro
corazón.
Aplaudimos, vaya si aplaudimos.
Era el reconocimiento a una historia que podría ser la de cada uno de nosotros
si nosotros fuésemos como ella, lo malo es que cuando repartieron el coraje
nosotros no estábamos allí y ella sí. Por tanto los aplausos ya eran suyos desde
que empezó a rodar junto a nosotros esa mañana y nos despertó del letargo en
que, a veces, nos sume la vida.
¿Quién ha dicho que las sirenas
no existen? Yo sé que sí. He visto una.
Se llama Teresa Perales y, además de nadar de
forma increíble, tiene la sonrisa más bonita del mundo.
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